El arquitecto de la casa fue Tomás Reyes, amigo y camarada de don Patricio. La diseñó de acuerdo a las sugerencias de doña Leonor. Se trasladaron en 1956, antes que estuviese terminada, ya que los ingresos no le permitían solventar al mismo tiempo los gastos de arriendo y construcción. Al poco tiempo, nació Francisco, el menor de los hijos Aylwin Oyarzún.

La familia creció, los hijos se casaron, llegaron los nietos y más tarde los bisnietos. En el jardín, año a año, floreció el magnolio, y las buganvilias fueron coloreando los muros de ladrillo de la casa.